¿Que preparaciones se incluyen dentro del nombre embutido?
Se denomina embutido a una pieza preparada a partir de carne (generalmente picada), que suele condimentarse con hierbas aromáticas y especias, pasando por diferentes procesos e introducida (embutida) en piel de tripas (antiguamente del propio animal sacrificado) o también una tripa artificial y comestible.
Los embutidos se dividen entre crudos y escaldados.
Los crudos sólo han sido adobados, amasados, secados y a veces son ahumados: lomo embuchado, chorizo, salchichón, sobrasada, etc.
Los escaldados suelen picarse muy finamente y luego son sometidos a la acción del agua a temperaturas que van entre los 70 y 80ºC. Posteriormente se los puede ahumar, tal como ocurre con salchichas y butifarras.
Al ser un producto alimenticio sometido a un proceso de curación, puede conservarse perfectamente durante largos periodos de tiempo.
Tipos de embutidos
Los tipos de embutidos dependen de:
Elaboración
Composición nutricional:
Desde el punto de vista nutricional, la composición es muy variable, ya que dependerá de la carne de procedencia y los ingredientes
añadidos: agua, harinas, arroz, grasa, especias. Aditivos, etc.
La proporción de agua dependerá de si son embutidos frescos o curados, donde puede llegar a un 70% en los derivados frescos y hasta un
10% en los que han sido curados por secado.
Cuanto mayor sea el contenido de carne, mas ricos serán en proteínas de alto valor biológico,
vitaminas del grupo B, hierro, zinc y
magnesio.
Con respecto al aporte calórico, el mismo dependerá fundamentalmente de la cantidad de grasa que el fiambre o embutido contenga, ya que podemos distinguir
entre embutidos magros, semigrasos y grasos:
Las grasas suelen superar el 30% y las proteínas se sitúan entre el 10 y el 20% de la composición total del embutido. Tienen menos agua que la carne y mucha más grasa, aunque dependiendo de la calidad aportará más o menos grasas.
Su valor calórico ronda las 300 calorías cada 100 gramos.
Según el código alimentario los embutidos se dividen en:
Jamon ibérico de bellota
Resulta muy importante aclarar las características nutricionales del jamón ibérico de bellota, ya que es algo más que un derivado cárnico. Se lo considera una delicatessen bajo en calorías y con un alto aporte de proteínas de gran calidad y vitaminas.
La calidad de su grasa es excelente, donde predomina el ácido oleico, característico del . Es por ello que su consumo moderado ayuda a mantener un adecuado nivel de colesterol, aumentando los niveles de HDL (colesterol bueno) y reduciendo el colesterol LDL (malo), previniendo de esta manera las enfermedades cardiovasculares.
Además aporta vitaminas del grupo B (B1 y B2), hierro, magnesio, zinc, calcio y fósforo.
Unos 50 gr. de jamón ibérico de bellota aportan solo unas 150 Kcal., con 7 g de grasas saludables.
Recomendaciones:
Debemos aprender a distinguir los diferentes embutidos que ofrece el mercado, y consumir preferentemente los magros y ocasionalmente los más grasos.
Muchas veces el jamón, y el lomo, pueden sustituir la carne, aunque las personas que sufren hipertensión deben limitar su consumo.
Por otro lado si son productos ahumados, también deben consumirse con moderación y de forma esporádica, ya que diferentes estudios los han relacionado con ciertos tipos de cáncer.
Algunas comparaciones: